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lunes, 17 de febrero de 2014

Hoy sumisión…


Tomaste la pala, de inmediato sentí el picor y la desesperación que siempre provocas en mi al usar tal instrumento; la fuerza que empleas, el ritmo... me vuelve loca; agradezco que  me ates, se muy bien que sin estas ataduras sería peor, no podría mantener la posición y el castigo seria mayor.

El estruendoso sonido de las paletas se ahogaba con mis gritos, por lo que decidiste detenerte solo para amordazarme  (con el fin de opacar mis lamentos).

Llego el turno de la vara, tan solo verla me hizo llorar, me aterra la vara; quería suplicar que pararas, gemía y las lagrimas salían sin cesar de mis ojos, cayendo al suelo.

-Vamos, tienes que soportar la vara.
No tenia consuelo...
-Ven aquí- cogiste mi cabello, besándome en los labios, soltaste los amarres, en ese mismo instante me tumbe a tus pies abrazándote con fuerza, te amo y en ese momento te ame aun mas -No creas que te salvas de la vara, solo descansaran un momento.

Mi alma se partió, tenía miedo pero estaba feliz porque me permitiste descansar, había otra razón...

8 comentarios:

  1. I could not help but recall memories of sessions past while reading this entry of yours, and I have to say, what a wonderful entry, I loved reading every line of it.

    With love,
    -AH

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  2. Es delicioso y perversamente deleitante este relato 3:)!

    Evelyn: te he enviado un correo, espero lo puedas leer.

    Un beso con mucho cariño.

    Mil caritas

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  3. Que bien comprendo la parte de las ataduras!! Me ha encantado, un abrazo!

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    Respuestas
    1. Es la única forma de no aumentar el castigo jejeje.
      Gracias :)
      Un beso.

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