Fotografía por: Evelyn Mayfair
Era realmente tarde cuando descendí del avión; el autobús, el metro, la espera en el aeropuerto, las horas de vuelo, el conjunto de ello sumaba más de 7 horas, me encontraba cansada, sin embargo estaba excitada; tomé el autobús que me conduciría a un colegio cercano a mi hotel.
Sería, alrededor de las 2 de la madrugada cuando entre por vez primera a ese
hotel, no estoy segura de que nombre ponerle a ese lugar, era pintoresco,
juvenil... No tenía la fuerza para ver los detalles; solo busque entre las 10
camas la mía “!Vaya…!” fue lo único que se me cruzo por la mente al ver las
nueve camas desordenadas, solo 3 con habitantes profundamente dormidos...
Al día siguiente
caminé por la ciudad, con el peor guía turístico, el tour se dividía por
idiomas, realmente deseaba ir con los de habla inglesa, después de todo, eso
forma parte de la experiencia de viajar.
Sin embargo, ese grupo estaba cerrado y al tener como segunda lengua otro
idioma, me colocaron con un guía Español ¡Qué horror! Debo admitir que era
agradable, conocía bien la ciudad, gracias a él no me perdí en los días que
restaron, pero en cuanto a historia de la ciudad !Yo sabía más que él!
Al anochecer
retomé otras actividades, una en donde las historias de un pueblo místico eran
las protagonistas, en donde la lluvia nos acompañó desde el bosque hasta el mar, en donde por vez primera pude hablarle a esa hermosa y mística mujer, que
me arrepiento de no seguir.
Un autobús me esperaba para llevarnos a “Cliff of Moher
Tour” Fue una gran experiencia. Caminar entre sublimes ciudades, torres y
castillos, mirar al vacío desde lo alto percibiendo el aroma salino en todo el cuerpo; Nos dieron dos horas para recorrer el lugar, naturalmente corrí como
una niña pequeña, sintiendo que volaba entre la suave hierba, observando las
majestuosas estructuras.
Me desperté de madrugada, alrededor de las 3. No era algo
nuevo, desde que había llegado a ese hotel había sido de esa forma, no dormía
bien, pero era de esperarse cuando convives con 10 personas en un cuarto. Eso
me tenia sin cuidado, mi emoción era todo lo que ocupaba mi mente, mi
respiración se encontraba acelerada, al igual que mi corazón, sentía que se
podría salir en cualquier momento; con toda mi energía salí corriendo del
hotel, perdiéndome entre las calles, finalmente llegue al lugar de encuentro,
subí al autobús esperando a que me llevara a mi gran aventura.
El orbe de las hadas ¿Fue ese el segundo destino? Mientras
lo observaba atentamente, una mujer de unos 50 o 60 años me relato historias
sobre ese árbol, de cómo ya había estado ahí, con su prometido, de la muerte de
este; no solo eso, me comentó varias cosas que me sorprendieron, sobre todo de
mi... Es extraño, no es la primera vez que un desconocido me dice cosas
similares. Seguimos el camino para descansar en un puesto de helados, ahí la
conversación se tornó más interesante “¡WOOOOOOW NO PUEDE SER!" Pensé al
enterarme que era vecina y amiga de uno de los seres que más admiro, mi amada
Anne Rice, le mostré una tarjeta que siempre llevo conmigo, con una inscripción
que Anne me había dado; ella sonrió, me ruboricé al escuchar que se le
hacia un gesto muy tierno de mi parte.
Después de ese breve descanso partimos a las antiguas
tumbas, al círculo de piedra ¡Lo que tanto esperaba! Poder tocar las rocas,
sentir la fría y porosa superficie rodeada de musgo, percibir la humedad por
todo mi cuerpo, caminar entre la hierba, mirar hacia el horizonte, sintiéndome
libre, indomable, trasportada a otro universo; todos mis sentimientos y
expectativas fueron saciadas al ver ese paraje añorado, fue como si mágicamente
recuperara mis fuerzas, salte a la silla de la bruja, no se cómo pude subir, la
leyenda decía que era sumamente difícil y a decir verdad nadie más pudo
hacerlo... de un salto baje y me adentre en el circulo, sentándome en su interior
y fue entonces cuando me percate que había saltado desde una considerable
altura, sin daño alguno (cosa que normalmente no me atrevo a hacer) Fue sin
duda una inolvidable dicha.
Fuimos a “Trim Castle” nuevamente estuve escabulléndome por lugares;
emm... No exactamente permitidos, me llegue a perder en una ocasión, no podía
evitar el explorar aquella magnifica estructura y sus alrededores... por ultimo
fuimos al pueblo de Galway; ahí explore
con mayor calma la ciudad, sus iglesias, sus templos, sus calle; en realidad no
pudimos ver mucho, puesto que era un día festivo y la mayoría de los locales se
encontraban cerrados...
Regresamos a Dublin alrededor de las 7 de la tarde. Estaba
cansada, pero no quería ir a dormir tan temprano, caminé hasta llegar a un
hermoso parque donde me recosté en una roca, junto a un lago ¿Ese fue el
tercero? Un muchacho me observaba, estaba con unos amigos, cuando 2 de ellos se
retiraban, el joven se quedo observando y tímidamente intento conversar,
generalmente corto esos rollos, pero con él era distinto.No percibía “malas
intenciones” me dio confianza; conversamos hasta el cierre del parque,
intercambiamos números y quedamos de salir otro día.
Al la mañana siguiente, hice de todo, visite un sinfín de
esplendido museos, todos con su encanto, desde lo más siniestro a lo más
divertido, así como el legendario “Guinness Store House”. Al anochecer lo volví
a ver, me relato varias historias sobre magia, duendes, hadas y toda clase de
su mitología, realmente conocía su país y eso me agradaba, la conversación no
tuvo inicio ni fin, puesto que hablamos de todo mientras recorríamos la belleza
de una ciudad nocturna.
Así pasaron los días entre las calles de mi añorada ciudad,
será una experiencia que siempre llevare en mis memorias. Por supuesto no solo lo antiguo es hermoso.
Siempre llevaré en mi interior el deseo de conocer Escocia e Irlanda , tomaré nota de estos lugares .
ResponderEliminarBesos .
Toño
Si!!! Son lugares hermosos :)
Eliminar