Deambulando por nubladas calles la vi; perseguimos diversos
caminos entrelazándonos continuamente. Examiné cada una de sus facciones;
extranjera al igual que yo; piel nevada y rizos de azafrán; mejillas
sonrojadas, causa del gélido viento ¿Se puede llegar al deseo con tan solo
observar distante? Su mirada se postró en la mía, sonreí. El ocaso se desplegó;
un nuevo viaje, en donde las leyendas son las protagonistas y lo antiguo
reencarna; nuevamente, sobre las filas del autobús; con su melena desalineada,
su ropaje deteriorado, estaba ella... Tan salvaje como antes. Artista, se
apreciaba a lo lejos, escribía en un pequeño cuaderno y observaba cada trazo.
Llovía... Solo nosotras nos aventuramos a través de la lluvia.
Sus historias, su voz y sus manos me sedujeron; bailábamos bajo aquel paraíso,
entre el mar. Nos enamoramos mutuamente, de cómo viajaba en mi elemento y de
cómo ella se rodeaba por el suyo, de nuestros pies fundidos en la arena cabalgando entre las olas.
“¿Quieres acompañarme?”
Ignoro porque me negué ante la petición, jamás volverá a
encontrarla.
Ufff... Demasiado intenso...!
ResponderEliminarUna mirada llega a ser indescriptible, es tan única, tan... Sublime y maravillosa, con el paso del tiempo en este mundo descubrí que ese es uno de mis fetiches; la mirada jejejeje!
Besos.
Violeta masoch!