Caigo en la tentación de lo prohibido, la satisfacción de salirme con la mía, de manipular los pasos tan sutil e impredecible, quedarme quieta observando cada paso, cada movimiento hasta conseguir el juego perfecto, la artística desobediencia, la mirada perfecta en cada ocasión, el juego de estrategia, de placer, de deseo, la dosis perfecta de dolor y goce, conocer las reacciones, las voces, las mirada, ir mas allá del límite para obtener la victoria.
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