No tenia razón, no tenia motivo, simplemente mi enfado rompió el límite de tu paciencia, tus manos se movieron sin ser percibidas por mis ojos, de súbito me encontraba nuevamente a tu merced, en tus rodillas inicio el castigo, que no logro nada... solo incrementar mi enojo, mi rabia se acrecentó, sin consideración me arrojaste al suelo, tomando mi cabello y abofeteando con fuerza, mis mejillas tomaron un tono carmín, te quitaste el cito, me desproveíste de mi ropaje… después, cuando el dolor se incremento, mis lagrimas brotaron, pedí tu perdón; en se instante lamiste mi enfado convertido en arrepentimiento, cesaste mi lamento, me colmaste de besos, me hiciste tuya...
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