Habían pasado 2 semanas, aun
sentía el ardor en mi piel, aun podía notar las marcas en mi cuerpo, el dolor
al moverme, al sentarme; tenía la certeza de haber aprendido a cumplir con mis
responsabilidades, tanto del hogar como de mi escuela y trabajo. Pero el no tener
tiempo de descanso, de comida, me volvía
un poco caprichosa, provocándome pereza, y cada día aumentaban mis ganas de
desaparecer mis responsabilidades y volver a las fiestas, a dormir plácidamente
en mi deliciosa cama cubierta por sabanas de satín, deseaba escabullirme de
todo eso y tener un día solo para mi.
Adrian había salido de la
cuidad el lunes en la mañana a una reunión de trabajo y no volvería hasta el
viernes en la tarde, la oportunidad perfecta para descansar, para centrarme en
mi
Dio el martes, el sol ya se
había apoderado completamente de mi ventana y yo seguía dormitando en la
recamara, no pretendía despertarme para nada, prendí el televisor y me quede
entre despierta y dormida, hasta llegada la tarde, me levante para tomar una ducha,
me arregle y quede con unas amigas en un bar cercano, pasamos toda la noche
entre risa y diversión
Cuando me di cuenta que era
jueves, la casa era un verdadero desastre, no había ido un solo día de esa
semana a clases por quedarme dormida hasta tarde, solo para salir de noche, aun
tenía tiempo de arreglar las cosas y comencé a ordenar todo lo mas rápido que
me fue posible, no habían pasado ni 15 minutos cuando escuche el cerrojo
abriéndose, en ese instante me sentí perdida, todo terminaría para mí, el
castigo que me esperaba por tener la casa en ese estado… no me lo quería ni
imaginar
Finalmente atravesaste el
pasillo, observaste el desorden, el piso sucio, botellas de vino y cerveza por
todo la casa, las sabanas desacomodadas, te acercaste con pasos suaves quedando
a escasos centímetros de mi rostro
-Andrea, este fin de semana,
es para celebrar; me han dado un mejor puesto en la empresa, tendré horarios más
flexibles y muchas ventajas económicas, por ello iremos a una casa de campo,
para disfrutar de la naturaleza- me quede atónita, extrañada y con esperanza
incierta de haberme salvado del castigo
-¡Felicidades! Mi amor- no
supe que mas decir, solo esperaba con temor una sonora bofetada y el inicio del
castigo
-Antes de salir, termina de
arreglar la casa, mañana saldremos temprano- no dijiste nada mas, te recostaste
en el sofá y esperase pacientemente a que terminara de arreglar, una vez que
todo quedo en orden, te dirigiste a la recamara y de inmediato caíste en un
profundo sueño
Al verte dormir, me sentí
salvada, sentí que tu felicidad era mayor que tu enojo, te habías apiadado de
mi cuerpo y esta vez saldría sin un castigo
ainsss, que ingenua es esta chica, ¿verdad??
ResponderEliminartotalmente jijii
EliminarUy, menudo fin de semana que le espera a nuestra protagonista!!
ResponderEliminarmas de lo que imagina
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