A mi querido Amel Hartmann en su cumpleaños; Espero que tengas la valentía y paciencia para alcanzar tus sueños.
Ten un hermoso día.
Con todo mi amor...
Evelyn Mayfair.
La tragedia
1500; Honshu Japón...
Fuego, devastación, gritos y rugidos; Akuma Katze “el
demonio de fuego” ha resurgido después de 100 años y enfurecido con el
sacerdote Takumi Aoyama ha destruido el poblado de Honshu.
Con su último esfuerzo, Takumi se ha levantado junto con sus
descendientes, logrando adormecer al demonio, el viento se desplegó en el
templo de Honshu, disolviendo a Akuma Katze.
Un eco resuena “No me habéis destruido, y no lograrais
hacedlo, juro que me volveré de carne durante la luna roja”.
Aoyama
1610, Honshu, Japón...
La dinastía Hayashi a concebido a su primer varón durante la
noche fatídica; la emblemática línea de samuráis a quedado maldecida por la
tragedia de hace 100 años; Sin embargo, Kazuma Aoyama, “El sacerdote blanco del
templo Honshu”, ha decidido no sacrificar la descendencia de los Hayashi; por
ello, dará en matrimonio a su segunda hija, Yumiko, para convertirla en esposa
del infante y con ello, sellar sus posibles poderes, erradicando la maldición.
Desde ese día Yumiko fue entrenada como sacerdotisa y esposa
de Hayato.
La familia
1633, Honshu, Japón...
La familia Aoyama ha prosperado gracias al legado ancestral;
Kazuma Aoyama “el sacerdote blanco” ha guiado a sus hijos en el camino al que
fueron destinados; y cada uno de ellos cumple con diligencia su propósito; Su
hijo mayor, Yamato será quien ocupe su lugar, por ello, jamás ha abandonado el
templo; Yumiko, su segunda hija, tampoco, pues se entrena como fiel esposa del
samurái Hayato quien ahora es un astuto y apuesto guerrero; por otra parte, su
hija mayor, Misuki, viaja por todo Japón exorcizando a los demonios más
poderosos. Por último, se encuentra Natsuki, su hija menor, cuyo propósito no
fu escrito, su padre solo la ha entrenado como sacerdotisa y arquera, con el único
fin de ayudar a su hermano en el templo; Con tan solo 16 años, no se le tenía
permitido viajar con su hermana por Japón, y no por su corta edad, sino por su
falta de disciplina en el antiguo arte del exorcismo.
El invierno
1633, Honshu, Japón...
Ambas familias se reunieron, solo faltaba un año para
consumar el compromiso, Yumiko se encontraba preparada, con 18 años, era una
bella mujer, semejante a una diosa invernal; poseía todas las cualidades con las
que cualquier samurái soñaba; gracia, inteligencia, una bella voz, dotes para
la música, el arte y la cocina. Sin duda era la mujer más apreciada en Honshu.
-Yumiko ¿Has visto a Natsuki? En el establo falta uno de los
sementales.
-No padre, desde nuestro regreso no he sabido de ella.
-Esa niña, siempre causando problemas; cuando descubra donde
ha estado juro castigarla severamente.
-Descuida padre, iré en su busqueda.
-No Yumiko, se aproxima una tormenta, no debemos desafiar a
los dioses.
-Con mayor razón, iré a buscarla.
-Mandaré a tu hermano.
-No, por favor, recuerda que se encuentra meditando, es
preciso que nadie interrumpa su entrenamiento o el sello puede destruirse y terribles
desgracias le seguirán.
-Entonces iré yo.
-Padre, te lo ruego, te encuentras enfermo y débil, permite
que vaya en su búsqueda.
-Si no la encuentras antes de la tormenta, regresa; iremos a
buscarla una vez haya terminado.
-Es una promesa.
Yumiko preparó una yegua y partió en búsqueda de su hermana,
la obscuridad comía lentamente la senda sin mostrar señal alguna de su Natsuki;
el viento comenzó a avanzar con mayor fuerza, el rugido de los dioses se hacía
presente, el frio cortaba la piel; una luz se percibía a lo lejos, el humo de
una fogata salía de él.
-Natsuki!!!!!! HERMANA!!
-Yumiko! ¿Qué haces aquí?
-Eso debería preguntarlo yo, nuestro padre se encuentra muy
molesto.
-¿Debería de sorprenderme?
-Natsuki...
-Perdona; pero el siempre está molesto.
-Eso no es verdad.
-...
-Toma tu caballo, regresemos a casa.
-Pero...
-Se avecina una tormenta, obedece.
-Si.
La tormenta destruyó el camino, con dificultad se podía
observar mas allá de unos cuantos pasos, por si fuera poco, la nieve se
elevaba más de lo habitual; la yegua de Yumiko cayó de un grieta junto con
ella.
-HERMANA!!!!-Gritó Natsuki, mientras bajaba del caballo y corría
hacia Yukimo.
-Tranquila, me encuentro bien.
-Déjame ayudarte a levantar.
-Ahh!!
-¿Qué te sucede?
-Creo que me torcí el tobillo y no puedo levantarme, ayuda a
la yegua a salir.
-Está bien-dijo tomando las riendas de esta y tirando con
fuerza, para lograr sacarla de la grieta.
-Hermana, no es bueno que estés cubierta por tanta nieve,
podrías enfermarte-Dijo con la voz entrecortada- ¿Qué haremos? Iré por Yamato
-¡NO! No puedes interrumpir su entrenamiento, recuerda, lo más
importante es cumplir con nuestros destinos, tampoco vayas por nuestro padre,
se encuentra muy débil.
-¿Qué hare?-Exclamó con desesperación.
-Sujétame en las cuerdas del caballo por la cintura y
aproxímame a él.
Natsuki, siguió la orden y con todas sus fuerzas logró sacar
a su hermana de la terrible postura en la que se encontraba, tomó las riendas
de su caballo obligándolo a recostarse sobre la nieve y así, Yumiko pudo
situarse en la espalda de este, para cabalgar hasta el templo.
El atardecer
1633, Honshu, Japón...
El templo se encontraba en silencio después del desastre
nocturno, el sol comenzaba a salir y la pequeña Natsuki, había sido convocada
al templo de entrenamiento, un cuarto sencillo con piso de madera y algunos
figuras de piedra-
-Natsuki ¿Debo de aclarar por qué te encuentras aquí?
-No.
-Explícalo.
-Le he causado inconvenientes.
-No solo a mí, sino a la seguridad de nuestra dinastía.
-Lo lamento.
-¿Es lo único que puedes decir? Después de faltar a tus
lecciones, escapar de casa, provocar el accidente de Yumiko, por el cual se
encuentra enferma ¿Realmente no piensas justificar tu irresponsabilidad?
-Mi sentencia está decidida ¿Qué mas podría decir?
-Tu falta de juicio me estremece Natsuki, me encuentro
decepcionado.
-Lamento haber causado que mi hermana se lastimara, pero no
lamento faltar a mis lecciones, pues no me aportan nada; no huiré de mi castigo,
se que lo tengo merecido.
-Yamato, hijo, aproxímate; tú eres mi legitimo heredero,
ejecutarás el castigo, desde este momento y en el futuro, te otorgo el completo
poder y responsabilidad de este templo.
Yamato se aproximó; odiaba la idea de azotar a su hermana,
pero entendía la responsabilidad que le era confiada; así mismo, comprendía la
estupidez de los actos de su querida hermana y que estos, no debían salir
impunes.
-Desnúdate Natsuki , trae la vara de bambú, entrégamela y
colócate en posición.
-Si hermano.
Natsuki se desprendió de su hakama de sacerdotisa, su ropa
roja y blanca cayó al suelo, acto segido, salió del dojo, en búsqueda de las
varas de bambú que se encontraban el en jardín; dudó un poco antes de escoger
alguna, eligió una vara mediana, pues odiaba las pequeñas que hacían cortes en
la piel y también las gruesas que dejaban enormes marcas.
-Aquí tienes hermano, disculpa- Al terminar de decir esto
hizo una reverencia, le dio la espalda a su hermano, doblo su espalda, sujetándose
de las rodillas y esperó.
-Debes de respetar los horarios y reglamento de esta
familia, no solo desobedeciste, pusiste en riesgo tu vida y la de Yumiko, te
azotaré 50 veces, no pretendas moverte o iniciaré nuevamente.
La vara se elevó y se descargó con furia en los muslos de
Natsuki, su cabello negro ahora era una maraña sin orden por el brusco
movimiento de su cabeza, el llanto comenzó a los pocos azotes.
-Hermano!! Duele mucho!!- Natsuki estaba acostumbra a que su
padre la azotara, pero esta vez, era su hermano quien realizaba la tarea, por
lo visto su fuerza era superior a la de su padre.
-Espero que aprendas.
-Juro que no volveré a escaparme de mis deberes, pero por favor
detente.
-NATSUKI; calla, debes de afrontar tu errores y aceptar las
consecuencias, no nos deshonres.
-Pero...
-Guarda silencio o comenzaré nuevamente- Con esta final
advertencia la joven no volvió a protestar, las piernas le temblaban; sus
rodillas se flexionaban de vez en cuando, pero siempre intentaba no perder la
postura, aún cuando ya no soportaba un solo golpe, sabía que de faltar al
respeto al castigo este sería mucho peor, temía a su hermano, pero también lo
amaba, y no quería decepcionarlo.
-Hemos terminado-Al escuchar esas palabras, la joven se tiro
al suelo rendida y llorosa-Hermana ¿Cómo te atreves?-Inmediatamente Natsuki se
incorporó con la poco fuerza que le quedaba y tomando aliento realizó una
reverencia pidiendo disculpas-Hermana... Sé que tu cuerpo no resistiría un solo
azote mas con la vara, aproxímate-Yamayo abofeteó a su pequeña hermana-Que esto
te sirva de lección, no puedes ser irrespetuosa.
-Disculpa hermano- Titubeó con lagrimas en los ojos.
El anochecer
1633, Honshu, Japón...
Había transcurrido casi un mes, Natsuki se encontraba
llorando sobre su cama, no era por el insoportable dolor físico, sino por la
muerte de su hermana; la cual, no logró sobrevivir al crudo invierno, todo se
encontraba perdido, Yumiko era su única y verdadera hermana; Misuki solo era
ausencia, Yamato una figura de autoridad y su padre... bueno, era su padre; sentía
que había perdido su alma, su ser más preciado, su protectora; no solo eso, se
sentía culpable de su muerte, aunque los espíritus le hubiesen dicho lo
contrario.
El arreglo
1634, Honshu, Japón...
-Escucha, no había otra opción.
-Pero...
-No tienes alternativa.
-¿Quieres que me case con un hombre al que odio?
-No lo conoces.
-Claro que lo conozco, es arrogante, engreído y un supuesto
demonio.
-Es un samurái perteneciente a un respetable linaje, igual
que esta familia.
-Es un sucio hombre.
-Es educado, apuesto, un excelente guerrero.
-Es viejo.
-Solo 7 años mayor.
-Demasiado viejo.
-Hazlo por tu difunta hermana.
-No, no puedo... No tengo la habilidad como sacerdotisa, ni me
interesa intentarlo, tampoco pretendo ser una esposa, no sé nada; solo quiero
quedarme en el templo contigo o viajar con Misuki.
-No discutiré mas el tema, la familia Hayashi, te ha
aceptado.
-No me importa.
-Deja de ser tan infantil y cumple tu responsabilidad.
-No lo es.
-No lo era, ahora lo es, tienes suerte que el padre de Hayato
te aceptara como prometida después de todo lo sucedido, te casaras con Hayato
en un año.
-Prefiero morir.
Una bofetada impacto en la mejilla de la joven.
-NATSUKI; no digas tontería, la muerte de tu hermana no será
en vano, cumplirás con su papel, lo quieras o no, no pienso dejarte arruinar el
nombre de esta familia
-Hermano...
My dear,
ResponderEliminarI loved the story. I do not consider myself to be masochist, but I listened to the audio anyway and it was great, you should do more stuff like this :)
Thank you for your birthday wishes.
I love you too ;)
-AH
I don't know; I erase the audio. If you want to listen again, you can have the link.
ResponderEliminarMaybe.... someday I try again.
Hope you enjoy your day.
Love you. XOXO.