La gracia al leer tus palabras, siempre buscando la
representación del místico sentir, escudriñando cual sabio filosofo,
explorando, escabulléndote en las profundidades de otro cuerpo, el afán de indagar,
conocer, cristalizar.
¿La sensación? Ahhh… ¿Cómo te atreves a preguntarlo? ¿No
me observaste? A caso ¿No percibiste mis gemidos al contacto de tu piel contra
la mía?
La sensación… deseo voraz; el preámbulo y el fin que
desvanecen la eternidad, no puede ser expresado de otro modo; acogedor éxtasis
del primer roce, acentuación vibrante al sentir tu mano contra mis caderas,
seductor cosquilleo extraviando la conciencia. Insólito personaje, atrayente
dolor, travieso ardor acentuado en la
piel, candente irradiación producto de los azotes, estrepitoso sonido,
enfrentamiento entre piel y madera, el seco golpeteo, la pincelada exacta
mezclando sensaciones, abrazador ardor provocador de humillación, robotización
ante la exhibidora situación, manto afable de impotencia… timidez y sonrojo
esparcidos por el piso, trasformados en tu placer, ecos de humo, voz resonante,
frenético balanceo que te busca y te huye, manos hundidas entre colchones,
apasionante ambición retadora desafían tu poderío, seducen tu enfado, tan solo
por capricho; capricho de escuchar el vigor de tus palabras.
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