En este espacio podréis encontrar mi visión sobre el amor, el erotismo y la búsqueda

Made By: EvelynMayfair Copyright © 2013

miércoles, 11 de octubre de 2017

Mis Castigos: Rowan

...

Modelo: Forbideen-Rose


Mi señor masturbaba mi sexo ordenándome confesar lo sucedido; Aterrada declaré mis faltas, consideraba aquel error como el más grave antes cometido; mi arrepentimiento e incertidumbre me provocaban un nudo en el estómago y un violento palpitar.
En contadas ocasiones he sentido tanto temor, el cual, no era causado por la idea del suplicio físico sino de un tormento emocional perpetuo.
Son indescriptibles los pensamientos que recorrían mi mente, deseaba el perdón, sin embargo, no creía merecerlo.          
Al concluir mi confesión mi señor me ordenó colocarme en un artefacto ondulado; mis piernas se encontraban separadas, dejando descubierto mi sexo; mi cadera se elevaba ligeramente y mi espalda se arqueaba por completo.
Evitaba la mirada de mi señor, sin embargo, era atraída por la misma.
Mi castigó comenzó con aquel tortuoso instrumento vibratorio que pocas veces de sentido; colocó el instrumento en mis muslos y sus vibraciones me sobresaltaron. Jugaba con mis mulsos y mi sexo, colocando el instrumento a escasos centímetros de mi piel o rozando ligeramente mi cuerpo; el ritmo de las vibraciones era agobiante, como si no tuviese un propósito concreto; deseaba suplicarle que dejara el instrumento y se adueñara de mí, pero era consciente de que no tenía derecho a ello.
En mi angustia alcé la mirada, apreciando su desgarradora mirada; sus ojos reflejaban una profunda decepción, en ese instante me odié por completo y me envolvió la desesperanza de no ser merecedora de sus labios o su amor, no podía apartarme de aquellos ojos a los que había traicionado… Sentía como mi alma se rompía en pedazos.
Una oleada de sensaciones arrebató mis pensamientos, noté como el instrumento no se desviaba de mi sexo, conteniendo mis lágrimas al sentirme derrotada, supliqué el alcanzar el clímax; mi cuerpo experimentaba una satisfacción absoluta, pero mi mente me atormentaba por ello, una y otra vez la oleada de éxtasis cubrió mi cuerpo, hasta quedar temblando por el cansancio.
-Levántate y colócate sobre la cama
Su orden me ruborizó, estaba avergonzada, pero obedecí cada palabra. 
De súbito sentí la pala descargándose en mis glúteos desnudos y posteriormente pude comprobar la fuerza de sus manos en mis muslos; la intensidad de los azotes me estremecía, provocando que mis labios liberaran pequeños aullidos de dolor.
Los azotes parecían cada vez más intensos; mi mente jugaba con mis sentimientos, no había dolor más grande que mis tortuosos pensamientos.
-Esa es la primera parte de tu castigo, la segunda durará dos meses.
-Gracias mi señor, se hará como usted lo desee. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario