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lunes, 9 de marzo de 2015

Una sesión inusual


Hicimos una llamadas para organizar la reunión privada, sin embargo queríamos algo muy nuestro y especial, no mantenemos buena relación con los grupos de BDSM o al menos, no durante mucho tiempo, cuando iniciamos a conocer a las personas nos damos cuenta de que no compartimos prácticamente nada en común, y nuestra “manada” está prácticamente disuelta, que esperábamos después de tanto.

No fue tan difícil la decisión tres buenos amigos con sus parejas. En teoría...

El primero falló junto con su pareja desde muy temprano nos comunicó que le sería imposible asistir, la otra chica no lo hizo, hasta bien entrada la noche, un mensaje y nada más.

-Vaya mierda- pensé- Dos no vienes y a ella se le ocurre dejarnos plantados sin un mensaje mas concreto.
 
Solo estábamos nosotros dos viendo una película de acción japonesa cuando sonó el móvil.
-Otro fallo, seguro...

Por el contrario, la última pareja llamaba para confirmar la ubicación, se encontraban algo desorientados. Era extraño pues la chica de nuestro amigo era nueva en el ámbito BDSM y era la primera vez que nos veríamos, tenía mis dudas del desarrollo de la sesión, pues solo seríamos cuatro y con ella tendríamos que introducirla.  Para mi esa noche estaba sentenciada de juegos de mesa y alcohol.

Charlamos y llegamos a la conclusión de que debíamos ir por la chica que no avisó a tiempo, secuéstrala y hacer que pagara por la falta de prudencia en cancelar tan tarde, fuese cual fuese la razón.  

Me arme con un dildo de obsidiana y los demás con sus gabardinas o chamarras.

No fue nada difícil convencerla de venir, no forcejeo ni nada por el estilo, lo que arruinó nuestro plan de secuestro, pues ¿Qué es un secuestro si no hay resistencia por parte de la víctima?

De ese momento en adelante la noche tomó un giro inesperado. Hacía mucho que no jugábamos en grupo, no lo pensé dos veces y me abalancé sobre Alice, tenía tanto sin verla, sin escuchar su voz y sopesar sus pechos, sin oler su piel, ese mismo aroma tan característico de ella. Un instinto salvaje se apodero de mis movimientos, no suelo ser la dominante ni mucho menos la activa pero esa noche no fui otra cosa que su torturadora de sensaciones. Calor, frío, dolor y placer, masajeé tortuosos y el filo de una navaja.
Mi amo en en silla, con su tarro de cerveza observando complacido la situación de múltiples gemidos, se que le fascina observarme en ese trance salvaje sometiendo a otras mujeres.

Mas a la derecha se encontraba la otra pareja, demasiado distante, quizá era demasiado la escena, pero no le di importancia, lo único que ocupaba mi mente era teñir de líneas rojizas en aquella piel y arrebatar gemidos de esos diminutos labios.

Llego mi turno de la tortura y el instrumento predilecto de la velada fueron las cuerdas y la katana sin filo de mi amo.    Las pinzas también se hicieron presentes pero en menor medida, luego las intermitentes charlas para relajar el ambiente y mas tortuoso placer.


Sin duda una excepcional e inusual velada que espero que vuelva a ocurrir, y esta vez me gustaría arrancar los gemidos de la joven piel de la inexperta muchacha que cautivo mis ojos con sus hermosos pezones y sus facciones delicadas. 

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