El bar de siempre,
un lugar del centro, oculto entre las callejuelas. El sitio de reunión para el
ámbito BDSMS, para todo aquello considerado “underground”. Llegamos tarde siendo conscientes de ello, pretendíamos evitar todas las presentaciones y
platicas protocolarias que tantas veces hemos escuchado.
Mi amo fue el primero en jugar con esa nueva y hermosa
mujer. Sus cabellos rubios se mecían a causa de los azotes recibidos, yo permanecía hincada a los pies de la joven, mientras la consolaba
con besos en su cuello y orejas. Ese juego duró poco, pues ella debió retirarse
de la fiesta por asuntos personales.
Mi rostro se iluminó de alegría en cuanto los vi llegar,
estaba ansiosa por jugar, y volverá ver su figura junto a la mía.
Pronto nos encontrábamos amarradas de las muñecas con
esposas de cuero, en un poste de un diminuto patio interno. Comenzaron los
azotes en brazos, espalda y posteriormente en los muslos.
Nos besábamos y mordisqueábamos los pezones tanto como nos
permitía la distancia y nuestros movimientos a causa del dolor, pronto se
incorporó al juego una mujer con cuerpo de niña, era delgada y apenas poseía
pechos, fue divertido observas su rostro; sin embargo estaba mas concentrada en
mi pequeña presa; que absurdo es pensar que puedo llegar a ser el cazador de
esta historia, sin embargo solo deseaba sentir la suavidad y humedad de sus
labios, hacerla gemir de placer, ver reflejado su pasión en su rostro. Y aunque fuese una pequeña fracción de todas
sus emociones me alegraba ser parte de ello.
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