niebla

la noche ha caído, noche de niebla por doquier, la habitación iluminada por los candelabros y las siluetas de los amantes en el medio del salón.

Un cuerpo semidesnudo reposa sobre una cama cubierta de satín, silueta de mujer

El hombre camina en su búsqueda, se detiene, susurra en su oído.

Frio estremecedor invade a la mujer, a llegado el tiempo de pagar por errores cometidos, por la fechoría matinal, por ocultar la verdad.

El regaño se hace presente, opacado por el estruendoso primer golpe, el choque del cuero contra la carne, el brote de lágrimas comienza a sonar, cada azote cae potente y veloz, las marcas se hacen presentes…. Pasa el tiempo y el castigo se detiene, el hombre acaricia la piel amada y en un fugaz movimiento remueve la única prenda protectora de su niña… el movimiento y el perdón desesperado  salen de sus labios húmedos; opacados por el llanto.

Sin embargo el hombre continua el ardua labor de la corrección hasta que la piel carmesí transforma su tono al tinto.

La deuda fue saldada, no hay mas que perdonar, que amar.

Ambas cuerpos se dejan llevar entre caricias, consiguiendo el éxtasis del amor.