En la efímera existencia te he soñado; postrado en la puerta
de roble, un ángel oscuro.
Desde que la tenue luz se hizo presente, he creado ríos
negros en el pergamino. He perdido la razón, quizá nunca la tuve. El eco de mi
inconsciente resuena “Una vida pasada, una vida futura”. El imposible mora en
mi mente ¿Acaso habías existido? Nunca creí en ello. Creaba a partir del
sufrimiento de tu inexistencia una falsa realidad.
¿Cuántas veces dormí refugiada entre tus alas? ¿Cuántas
veces me sentí libre prisionera del beso que desangra? Solo pertenecería a ti.
Un bosque me rodeo, visualizándote a la distancia; un hombre
cualquiera, cubierto en un gélido manto de distancia. Ocho inviernos, cientos
de lunas... Aún cuando mi cuerpo se resista, aún cuando huyó sin razón; aún
cuando el vacío me llame con fuerza, la oscuridad me ha reclamado tuya, nunca
he pertenecido a nadie y nada.
Solo a ti.
Audio:
La esencia llama cuando reconoce su marca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con tal fuerza.
ResponderEliminarUn beso.