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viernes, 23 de mayo de 2014

Miko Parte II

A mi querido Amel Hartmann en este día especial.
Que me permitas crecer junto a ti. 
Con todo mi cariño. 
Evelyn Mayfair. 
  
El cambio
1634, Honshu, Japón...


-He aceptado; me casaré con el y mi vida ha terminado, pero... ¿Por qué debo de estar un mes completo con él?
-Tu vida no ha terminado, no exageres o tendré que castigarte; debes hacerlo porque será tu esposo.
-¿Y?
-Lo conocerás mejor, Yumiko tuvo 18 años para conocerlo y aprender sus gustos, tu solo tendrás ese mes.
-Me rehúso.
-¿Acaso planeas deshonrar a tu hermana? O ¿Es que puede ser corregido con la vara?
-Hermano...
-Anda, no me enfades.
-Desde que nuestro padre te cedió el control, eres muy amargado.

-Tengo que cumplir mi responsabilidad, al igual que tú; ahora; prepara tus cosas. 


El encuentro
1634, Honshu, Japón...

El campo iniciaba a florecer, la calidez del ambiente era perfecta, Natsuki habitaba con la familia de samuráis, la familia Hayashi constaba de 8 hermanas y un único varón, Hayato “El demonio guerrero”, se había ganado ese título desde el día de su nacimiento, sin embargo nadie estaba realmente seguro si Hayato era la reencarnación del “Demonio de fuego”; los sellos de Yumiko impedían que este tuviese contacto con el mundo espiritual, pero ahora esa sería la tarea de Natsuki.

-Buenos días.
-Buenos días.
-¿Cómo te encuentras?
-He estado mejor.
-Me imagino.
-No lo creo.
-En un año me pertenecerás, es mejor llevarnos bien.
-No le pertenezco y lo le perteneceré a nadie, no soy una simple campesina, soy una sacerdotisa, ten respeto.
-Es gracioso escucharte; a pesar de que tienes un contacto puro con el mundo espiritual, nunca te has interesado en entrenar.
-¿Cómo sabes eso?
-Me lo ha dicho tu hermana, ella te quería... Pero ahora, será mi deber protegerte.
-No necesito protección.
-¿Por qué me odias?
-Porque eres engreído, y un demonio.
-Ser bueno en el arte de la guerra y el combate no me hace engreído...y...un demonio, quizá, pero no tengo intensión de destruir el poblado, he encontrado la felicidad en lo que hago.
-No te creo.
-No tienes porque hacerlo.



El castigo
1634, Honshu, Japón...

   
-Me has evadido toda una semana, he contactado con tu hermano, solicitándole 2 meses en lugar de 1; ha aceptado mi petición, creo que debemos iniciar a conocernos.
-Ya conozco lo que necesito conocer sobre ti; eres un samurái pretencioso y un demonio, con el que tendré que pasar el resto de ni vida, juro darte un hijo, después es eso, no quiero volver a verte, y permaneceré hasta mi muerte en esta sección de tu hogar.
-Necesito más que eso.
-¿Ah sí?
-Conseguiré que me desees.
-No conocía tu sentido del humor.
-Lo digo muy en serio, este es el lugar perfecto para ello.
-¿Para qué?
-Para castigar esa actitud, para hacerte mía, para que me conozcas y te conozca.
-No lo creo, y no te lo permito.
-No he pedido tu permiso, como futuro esposo y líder de la dinastía Hayashi tengo esa obligación y derecho.
-¿Crees que no gritaré? ¿Crees que no me defenderé?
-No servirá de nada, este jardín, se encuentra cerca de uno de los dojos secundarios, perfecto para lo que deseo y lo suficientemente alejado, para que nadie escuche tus gritos... Aunque si alguien te escuchase no se atreverían a interrumpir mis enseñanzas.
-Estúpido engreído.
-Como favor especial, iré a ordenar que nadie entre desde esta sección a los dojos, así te encontrarás mas tranquila, pues nadie nos interrumpirá, ten en cuenta que lo hago como un favor especial, por ser mi prometida, pero si me haces enfadar ten por seguro que llamaré a los sirvientes para que te observen humillada.... Aguarda.

....

-Parece que sabes comportarte, buena chica, no has huido y te has ahorrado la vergüenza de que alguien más te observe.
-Uhh...

Hayato, agarró de la muñeca a su futura esposa y la condujo al dojo.

-Eres hermosa y salvaje- Declaró, mientras tomaba uno de los mechones de su cabellera-Tranquila, seré severo, mas no despiadado, aprenderás que a pesar de tus previos juicios soy un hombre justo.
-Uhhh...

Hayato sujetó fuertemente la mandíbula de la joven, obligándola a elevar la mirada.

-Hermosos ojos desafiantes, me incitan a domar tu cuerpo.
-Eres un…!
-Shh; No arruines el momento; sabes que deseas estar aquí, yo lo sé, te he visto observarme en los entrenamientos desde que eras una niña, ya no hace falta ocultar nada, se sincera contigo.
-Como.. -Exclamó, mas su corazón iniciaba a palpitar.

Hayato desabrochó su keikogi blanco, rebelando sus pechos rozados.

-Tus pezones son una delicia a la vista, aseguro que también lo son al paladar.
-No te atrevas.
-Pero si tu cuerpo me lo pide, tus pezones están duros y tu piel erizada.
-Es a causa del frío.
-Mentira, mereces ser castigada- mencionó aproximándose aún más acariciando la rosada piel y descendiendo por su cadera hasta desabrochar la hakama roja- Ahora te encuentras desnuda-Después de esta frase hundió sus labio en el cuello de la joven; mientras con una mano se apropiaba fuertemente su cadera y con otra acariciaba sus labios vaginales.
-Estas mojada, te agrado.
-Ahh! De...déjame...!
-No.
-Ahh...P...Por...Por favor.
-Imposible.
-Ahhh!!
-Te haré mía- Exclamó mordiendo los pezones de Natsuki
-Te...Te lo... suplico.
-Silencio, solo tienes permitido hacer sonidos de placer.
-No me gusta!- Expresó con todas sus fuerzas.
-Tu humedad dice lo contrario, complaceré a tu cuerpo, no a la niña mimada... Recuéstate en el suelo.
-No...

El joven aferró sus dedos a la cabellera de la Natsuki reclinándola hacia atrás y pellizcó con tal fuerza sus pezones hacia el suelo, que no tuvo más que colocarse de rodillas.

-¿Vez? Es muy fácil, colócate sobre tus rodillas y tus manos.
-No...

Hizo una pequeña muesca de satisfacción y con brusquedad la tiró al suelo; para posteriormente tomarla de las caderas, hasta colocarla en la posición deseada.

-Jamás tendrás mi aprobación.
-Por el contrario.
-Te ordeno que me sueltes- Hayato desanudó su hakama y con uno de sus lazos amordazo a la joven.
-Así no podrás decir incongruencias.
-HMMMMM!!
-Escucha, se sincera, sabes defenderte, podrías haber invocado a tu espíritus guardianes o podrías tratar de golpearme, sin embargo no lo has hecho, así que permíteme que sea tu maestro –Susurró en su oído- Tu corazón late con fuerza y tus aromas emergen.
-Mmm...!!
-Estás lista, relájate.

Hayato introdujo un dedo en la vagina de la hermosa joven y de súbito penetro su miembro erecto en ella, sus caderas se movían a un ritmo frenético, Natsuki gritaba tanto como le era posible con la mordaza; el ritmo se aceleró y la joven arqueó la espalda, sofocó un grito de placer y se desplomó en el suelo en un charco líquido.

-Dos faltas, la primera no ser sincera; la segunda, correrte sin mi permiso- Susurró desatando la mordaza- ¿Qué tienes que decir?
-¡¿Cómo se suponía que adivinará eso?!
-Debes saberlo, nunca podrás alcanzar el orgasmo sin el permiso de tu maestro.
-¡JA! ¡Nunca había escuchado algo así!
-Me cuesta creer que fueses virgen, tu sangre lo comprueba, sin embargo alcanzaste el clímax muy pronto.
-...
-Ahora lo sabes, no volverás a cometer el mismo error, para asegurarlo recibirás un castigo-Mencionó  sosteniéndola de un brazo y colocándola en sus rodillas.

Los azotes cayeron como una lluvia en los nalgas desnudas de la joven, la cual pataleaba y gritaba, en un extraño intento por evitar la situación, o al menos eso se intentaba decir, convenciéndose de que aquello era una pesadilla y no un dulce sueño. 

2 comentarios:

  1. I do not know why, but I see myself highly reflected in the Demon Samurai Hayato, you have not the slightest clue how many ideas I can draw from this story ;)

    Yours,
    -AH

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  2. You pervert!! XD
    That's the idea...
    Love you.

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