Entramos en donde llevaríamos a cabo nuestro perverso día, un lugar espacioso y ricamente adornado; lo primero que se observaba era una diminuta sala en donde colocamos los alimentos y bebidas; a la izquierda se encontraban 2 camas amplias, delante de una de ellas reposaba un círculo de 5 columnas de piedra porosa, adosadas entre sí por una cúpula y un mosaico de cristal; el cual, no tardamos en inspeccionar para comprobar si sería lo suficientemente resistente; en el fondo 2 jacuzzis con una bóveda burdamente pintada.
En aquel momento éramos 4; Arion, un verdadero sadista, de
cabellera castaña; Eric, un joven alto, robusto y con una actitud
insaciablemente sexual; Beth una bella mujer con generosos atributos físicos, y
yo Antha, una chica de mirada picara y totalmente rebelde. Los 4 charlábamos
amenamente mientras comíamos, esperando a nuestro quinto invitado; Daniel, que
como de costumbre se encontraba atrasado.
Al la llegada de Daniel, cambiamos nuestro ropaje al
indicado para la sesión. Fui la primera víctima; Arion y Erick me ataron en una
especie de columna e iniciaron a azotarme, mientras Beth y Daniel jugaban en la
cama cercana al pilar, solo podía escuchar los leves gemidos de Beth e imaginar
lo que ocurría.
Cuando me liberaron, tomaron mi collar obligándome a permanecer
en 4, la posición me provocaba cierta vergüenza, pues exponía completamente mis
genitales. Arion me sirvió pequeños trozos de chocolate en un platito
reluciente, mientras Eric me azotaba de vez en cuando; asegurándose de que
comiera sin cambiar la posición; cuando termine con esa tarea me llevaron a
donde se encontraban los demás, Daniel permanecía junto a Beth torturando sus
genitales, dando un magnifico expectáculo.
Daniel me conoce bien; sabe perfectamente que es difícil controlarme;
por ello, rápidamente me amarró las manos con una hermosa cuerda de algodón
rojo, para que Arion y Eric pudieran azotarme cómodamente; no paso mucho cuando
sentí distintos instrumentos de cuero y otros tantos que no reconocí, todos ellos
caían veloces y a destiempo; no sentí dolor... No sé que sentí, pues los
distintos ritmos e intensidades me confundieron; fue entonces cuando intente
rebelarme; sin embargo, Daniel se había adelantado y había sujetado mis piernas
firmemente.
Al quedar agotada; decidieron jugar con Beth, masturbándola
con un vibrador y torturando sus pechos y muslos.
Sin darme cuenta ,me encontraba boca arriba siendo penetrada
por un diminutos vibrador de goma rosado en forma de pene; Arion lo movía a
voluntad, mientras Eric mordisqueaba y succionaba mis pechos, lo cual provocaba
un enorme placer en todo mi cuerpo; no quedaron satisfechos con mis múltiples
orgasmos, pues Daniel me coloco el odioso vibrados con el que habían jugado con
Beth, sentía que explotaría; de pronto, Beth inicio a estimular mi clítoris de
una manera extraña; haciéndome jadear bruscamente. Daniel decía que aún no era suficiente, puesto que mis
caderas se encontrabas cálidas; intenté explicar que mi cuerpo es
naturalmente muy frío y cuesta demasiado calentarlo, que eso no tenía relación con mi número de orgasmos o excitación; pero las palabras no salían de mi boca,
solo gemidos de sofocante placer.
Después de un rato Eric me penetró con tal brusquedad y
fuerza... Tuve que decir “rojo” sentí que de tener un nuevo orgasmo me
desmallaría; por eso, a pesar del placer pedí que se detuviera.
Cuando todos decidimos descansar, entramos al jacuzzi;
Beth, Eric y Daniel entraron en uno y Arion y yo en el otro. Encendimos el
hidromasaje, servimos vino relajándonos con una buena plática y deliciosos
masajes; al menos por unos minutos. El descanso termino en juego, pues Eric y
Daniel masturbaron a Beth sin piedad o descanso; yo solo observaba, preguntándome cómo era posible resistir tanto placer.
Arion salió del jacuzzi y lo seguí hasta la ducha, dejando
al peculiar trió divirtiéndose en la ducha; enjaboné a Arion dando un suave
masaje alrededor de todo su cuerpo, una vez que termine de bañarlo, me hinche
para lamer su miembro erecto hasta hacerlo eyacular; jugueteamos un poco más y
salimos de la ducha. Después de que todos salieran del jacuzzi jugamos
levemente mientras seguíamos con pláticas aleatorias y cómicas; sin percatarnos
dio la hora de marcharnos.
Todos terminamos relajados y satisfechos, fue un día
maravilloso que gracias a su compañía nunca olvidaré.