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viernes, 23 de mayo de 2014

Miko Parte III

A mi querido Amel Hartmann


La entrega
1634, Honshu, Japón...

-Acompáñame.
-No.
-Anda, no me hagas repetirlo-Espesó con una fría voz mientras se sentaba junto a Natsuki.

Deslizó sus dedos entre el blanco ropaje jugueteando con sus pechos-Te has sonrojado, y percibo el calor de tu cuerpo, disfrutas de mis manos; acompáñame.
-N..- Hayato hundió sus labios en los de la joven y antes de darse cuenta se encontraban de pie.
-Has seguido mi beso, ahora sigue mi cuerpo.

Hayato se desprendió de la joven dirigiéndose al mismo lugar del primer encuentro, Natsuki lo siguió; sus piernas le temblaban, no quería, o intentaba convencerse de que odiaba a ese ser, a su cuerpo, a sus magnificas habilidades en combate, a esos ojos seductores y a esos labios con aroma a cerezo.

-Te he guiado hasta aquí, siguiéndome por voluntad propia, no puedes ocultar tu amor por mi.
-Me has engañado.
-¿Cómo podría hacerlo? No te he mentido.
-Tus ojos me han hipnotizado.
Hayato soltó una leve risa- Me sorprenden tus intentos por negar tu placer.
-No tengo por qué ocultar mi placer, soy una sacerdotisa, pero no obtengo ningún placer de ti.
-Silencio- exclamó Hayato; en ese instante se deshizo de todos los ropajes de la joven, exceptuando el lazo blanco de su cabello-He traído un regalo para ti- Dijo señalando unas cuerdas que se encontraban depositadas en el suelo de madera.
-Me iré ahora mismo.
-No; Es demasiado tarde.

Hayato agarró las cuerdas y con hábiles movimientos inmovilizó a Natsuki elevando sus brazos en una de las vigas del dojo; tensando su piel,  haciéndola parecer más tersa y firme.

-Luces hermosa.
-Quítate la ropa.  
-Que elocuente eres- Mencionó en tono de burla-No pretendo hacerlo, no mientras recibes tus lecciones.
-...

Hayato comenzó a besar y morder cada espacio de la piel de Natsuki, hasta que todo su cuerpo quedó teñido de un dulce color rosado, la joven solo protestaba en gemidos, sumergida en la desgarradora sensación de placer y odio.

-Adoro tus pechos, suaves, firmes y perfumados, y tus pequeños pezones rosados cual flor de sakura.
-...
-Cubriré tu cuerpo de mi aroma y me pertenecerás para siempre.
-Suéltame...-Repuso con voz casi inaudible.
-Aun no has aprendido lo suficiente, me encargaré de que lo hagas- En ese instante abandonó a Natsuki, dirigiéndose a uno de los altares del dojo, de ahí tomó una vela, volviendo con ella, solo para derramarla en el vientre de la joven, las gotas líquidas hacían arder la piel, la sensación era desesperante, no quemaba; sin embargo dolía al caer, pero conforme decencia por sus muslos la cálida sensación se enfriaba provocando un exquisito dolor.

Hayato siguió cubriendo de cera a la joven mientras con su otra mano penetraba la húmeda hendidura, convirtiendo aquellas sensaciones en un sublime y extraño placer.

-Ahhh!!
-Aún no, o tendré que castigarte severamente.
-Por...Por favor,
-No- Hayato retiró sus dedos de la joven, liberó un poco de tensión de las cuerdas, para lograr que la espalda de Natsuki que doblara y sujetándola fuertemente del cabello la penetró bruscamente-Te encuentras tan húmeda que no he tenido dificultad para penetrarte.

-Quítate la ropa.
-¡No!-Mencionó reprimiendo con firmeza, mientras presionaba con mayor fuerza la cabellera de Natsuki-Durante el entrenamiento, seré tu maestro y un maestro jamás se desase de su vestimenta para enseñar a sus discípulos, en especial si son tan engreídos como tú; esto te enseñara humildad y respeto.
-Lo dices tú...
-A pesar de tus comentario, sabes bien que no soy como describes-Susurró mientras aumentaba la intensidad con la cual penetraba a Natsuki.
-Ahhh!!!
-Shhh...-Hayato metió sus dedos a la boca de la joven-Lámelos-Ordenó-Presiona tus labios contra tu dentadura, no quiero sentir tus dientes en mis dedos-Dijo-Bien, así, ahora mueve más tu lengua.
-Aggggh!
-Tranquila, respira profundo, te doy permiso-Al terminar de decir esto Hayato descargó sus fluidos en la joven y poco después ella también llegó al clímax-Buena chica, pero has presionado tus dientes contra mi piel, habrá que corregirlo-Ahora desataré las cuerdas y quiero que te coloques sobre esa pequeña repisa de madera.
-Pero es un altar.
-Lo era, observa bien, no hay ninguna figura sobre ella, obedece –Ordenó-Bien, separa las piernas.

Hayato buscó en su hakama un diminuto objeto.

-No voltees, se paciente, pronto sabrás que es lo que he estado guardando, relaja tu trasero. Bien, no hagas ningún esfuerzo o podría lastimarte.

Hayato introdujo un objeto amarillo en el ano de Natsuki, el cual inmediatamente inició a hacer efecto.

-Ayyy!! Duele!!!!
-No duele.
-Arde! Duele! Quema!
-Es solo un poco de jengibre, por supuesto que arde, ese es su propósito.
-AAAAAAAA!!!!!!!
-Me gusta escucharte gritar, pero me gusta más verte intentar silenciar tus gemidos. Creo que es suficiente tiempo, relájate, voy a retirar el jengibre, su efecto durará un par de minutos y cuando dejes de sentir el ardor, me lo informarás y pedirás amablemente que lo vuelva a introducir ¿Entendido?

No hubo respuesta.

-Tomaré tu silencio como una afirmación.

Cuando Hayato retiró el jengibre un sonido de alivio salió de los labios de Natsuki, pero no hubo tiempo para disfrutar de dicha sensación, pues Hayato se encontraba azotando su culo y muslos desnudos con sus propias manos; cada impacto dolía aun mas, el era una fuerte y respetado samurái  que hacía honor a sus leyendas con cada golpe descargado.

-Ahora tu piel a tornado como el atardecer, un bello color rojizo, pero no estoy satisfecho  ¿Tu tampoco?- No le dio tiempo a responder pues volvió a clavar sus dedos en su boca impidiendo que palabras escaparan de ella, solo gemidos- Sigue así, aprendes rápido-Las uñas de Hayato de aferraban a la espalda de Natsuki, llegando a sus caderas; nuevamente la penetró, pero esta vez con mayor delicadeza-¿Sientes ardor?
-*Lo había olvidado completamente*-Pensó- No.
-¿Por qué no lo habías informado?
Con voz cortada dijo-Disculpa... perdí...
-No importa- interrumpió Hayato- Arderá nuevamente, pero por otra razón. He depositado mi miembro en ti solo para humedecerlo, ahora, gracias a tus jugos está listo para su verdadero propósito. Castigarte.

Hayato retiró delicadamente su miembro erecto de la vagina de Natsuki, colocándolo en el diminuto agujero de su ano.

-No...no entrará.
-Si lo hará.
-No, es muy grande.
-Jajajaja, lo sé, pero tengo experiencia, entrará, ya lo verás.

Poco a poco fue introduciendo su miembro en el ano de Natsuki.

-Lo vez, se encuentra totalmente dentro de tuyo.

-Aggggh! Ahh... Duele.
-No estás acostumbrada, con el tiempo dejara de doler tanto, ahora iniciará el castigo.

Hayato comenzó a moverse sacando y metiendo su miembro en diferentes intensidades, dejaba su miembro unos momento dentro para después retirarlo suave o bruscamente y volver a envestir el ano de su pequeña víctima, los gritos de Natsuki eran frenéticos por lo que Hayato tuvo que volver a introducir sus dedos en su boca.

-Agghgghhhhhhggghhhhhh!
-No muerdas.
-Agggggggghhhhhhhhhhhh!!!
-Usa los labios.


Hayato continuaba con su labor, torturando el diminuto agujero de la joven, el corazón de ambos latía fuertemente, el cansancio se apoderaba, pero el placer impedía que se detuvieran, un grito, el clímax, la oscuridad nocturna...

2 comentarios:

  1. What a great story!!
    Exciting and captivating with every word, it is simply great, thank you for such an amazing gift my dear.

    -AH

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