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lunes, 16 de julio de 2018

Academia Hartmann: Amara (Segunda Parte)


Segunda parte: 

-¿Sabes por qué te encuentras en esta posición?- Preguntó Ahren, sin embargo no hubo respuesta.
-¡Contesta ahora mismo!- Ordenó Merrill en un tono sumamente severo.
-Por haber faltado a clases.
-¡Contesta como se debe señorita!- Exclamó Merrill dirigiendo una mirada fulminante a la joven.
-Por haber faltado a clases general.
-¿Qué tienes que decir al respecto?- Fue la pregunta del General
-Lo lamento General Ahrem, no pensé en las consecuencias de mis actos.
-Obviamente no pensaste. Aparentemente no son suficientes mis correctivos para hacerte entender, por lo que en esta ocasión tanto el General como yo seremos quienes llevemos a cabo tu sentencia.
-Pero…
-¡Cállate! no quiero escuchar ni una solo palabra o excusa, solo podrás responder lo que se te pregunte directamente ¿Haz entendido Amara?
-Si señor.
-Muy bien ¿Qué fue lo que hiciste?
-Falté a la clase de matemáticas y me escapé con Miranda para pasear por el centro comercial, después volvimos al instituto.
-¿A que se debió ese comportamiento?
-Aburrimiento señor, vamos bien en la materia y la clase del profesor es sumamente aburrida, por lo que pensamos que no estaría mal faltar a clases señor.
-El castigo de Miranda ya lo he aplicado, ten por seguro que el tuyo será mucho más severo por ser quien ideó el escape- Interrumpió el General.
-Si señor, lo entiendo.
-¡No interrumpas a un superior! ¡Modales! ¿Los has olvidado?-Reprochó Merrill
-Lo lamento señor.
-Muy bien, como decía tu castigo será muy severo, huiste del instituto faltando a clases, clases importantes para tu educación y futuro, por esa falta tus calificaciones se verán afectadas y no lograrás la excelencia académica en esa materia, esta es una academia de excelencia no nos podemos permitir notas reprochables; es simplemente inaceptable- Repuso el General.
-Lo lamento señor.
-¿Qué hicieron durante su escape?- Preguntó Merrill.
-Salimos a una plaza señor.
-¿Qué más?
-Nada más señor, después de eso volvimos- Terminada esa frase Merrill abofeteó fuertemente a la joven dejando sus dedos marcados en sus mejillas.
-¡No te atrevas a mentirme!
-No lo haría señor- La respuesta de Merrill fue otra bofetada más fuerte que la anterior que logro que la joven perdiera el equilibrio por un instante.
-¡NO ME MIENTAS!-Gritó Merrill, tragó saliva y prosiguió- Tuvimos la penosa necesidad de recurrir a las cámaras de seguridad y tenemos evidencia de que estuvieron con dos jóvenes, subieron a sus vehículos y terminaron en una propiedad-Al no haber respuesta prosiguió- ¿Qué tienes que decir al respecto?

Amara no sabía que decir, si decía algo imprudente podría poner en serios aprietos a su compañera, pero no sabía como mentirles, Merrill siempre la descubría y Ahren era famoso por extraer información a los enemigos, sabía que estaba en serios problemas y debía actuar con mucha precaución.

-Es que… Nos invitaron a salir y terminamos en la casa de uno de ellos, pero te prometo que no sucedió nada.
-Es no fue lo que dijo tu amiga- Dijo Ahren.

Amara sabía perfectamente que eso podía ser una trampa y que realmente solo estuviera intentando extraer mas información.

-Es verdad- Merrill respondió la respuesta de Amara con otra bofetada.
-No te atrevas a mentirme o te irá muy mal; además esa no es manera de responderle a un superior… Te lo advierto por última vez, piensa bien lo que dirás y respóndeme con sinceridad- La mirada de Merrill rompió completamente a Amara, su rostro frío y severo siempre conseguía hacerle un nudo en el estomago haciéndole imposible mentir.
-Señor una disculpa-Dijo bajando la mirada- Le juro que yo no hice nada de lo que usted pueda avergonzarse.
-¿Y tu compañera?-Preguntó Ahren.
-No lo sé señor, los tres subieron a una de las habitaciones, yo les juro que me quedé todo el tiempo en la planta baja, cuando Miranda bajó no le pregunté nada y solo le pedí que nos fuéramos.


***



-No puedo decir que esté orgulloso de tu comportamiento, el General Ahren, ha sido demasiado amable con nosotros a pesar de tu reprochable comportamiento, así que espero que asumas tu castigo de la mejor manera, iniciaré con una parte de tu castigo y el general proseguirá, por último volveré a castigarte para recordarte no volver a escaparte de tus clases ¿Has entendido?
-Pero, por favor no me castigues en frente de General.
-Él también te castigará, así que no tiene caso hacerlo en otro lugar.
-Pero es que…
-¡SILENCIO!
-Per…
-¡SILENCIO Y EN POSICIÓN!
-….
-¡AHORA!- La mirada fulminante de Merrill logró hacer obedecer a Amara quien se colocó recostada sobre un alto escritorio de madera de roble sólido.

El general se acercó a un pequeño armario sobrepuesto en una de las paredes y sacó de él varios instrumentos de cuero y madera que colocó cuidadosamente sobre un alto taburete.

-Puedes elegir el que gustes Merrill
-Gracias.

Merrill seleccionó un flogger de anchas tiras de cuero negro; sin previo a viso comenzó a castigar los muslos y nalgas de la joven que se encontraba temblando. Uno a uno cayeron los azotes sobre el uniforme de la joven; de improvisto Merrill bajó de un tirón la falda de la joven.

-Así no, por favor, se lo ruego señor-Dijo levantándose ligeramente de la mesa.
-No tienes derecho a replicas, ahora asume tu posición.
-Pero, por favor- Mirrel respondió esa insolencia tomando el cabello de la joven y obligándola a colocarse nuevamente en posición.

Los azotes caían con fuerza y sin un orden o ritmo especifico lo que lograba desesperar completamente a Amara, quien no sabía como reaccionar ante aquel dolor, lo único de lo que estaba segura era de que sentía una vergüenza infinita al estar siendo castigada por su padre mientras su director observaba atentamente.


    Los azotes cesaron por un momento solo para dar turno a la mano, por muy ridículo que pareciera Amara prefería mil veces el dolor del flogger o de cualquier instrumento de cuero a las manos de Merrill; esas manos si que dolían y caían con muchísima más fuerza que los azotes anteriores, lo que dificultaba enormemente mantener una posición firme, haciendo que su cuerpo se moviera bruscamente intentando controlar su posición, cuando las nalgadas comenzaron a hacerse cada vez mas rápidas pero igual de intensas comenzaron a brotar las primeras lagrimas y los gemidos de dolor, los cuales eran completamente audibles; Amara imaginaba que de haber alguien en la recamara contigua seguramente escucharía su llanto y esa idea le avergonzaba inmensamente.

-General, puede proceder a disciplinar a esta niña rebelde.
-Muy bien, quédate en esa misma posición- El general Ahren tomó una tabla gruesa y ancha de pino la cual junto con la vara eran sus instrumentos predilectos para azotar a jovencitas indisciplinadas.

Amara intentó no mover ni un solo músculo a pesar de que su respiración estaba muy agitada, su estomago presionaba incómodamente con la mesa lo que generaba una tortura extra, pero nada se comparaba con el terror que sentía por la severidad del general.

-Prepárate, no quiero que te muevas o iniciaré nuevamente, contarás cada uno de los azotes y al finalizar me agradecerás por el mismo y prometerás no volver a comportarte de esa manera, sabiendo que si lo haces recibirás un castigo mucho peor ¿Has entendido?
-Si señor- Fue la única respuesta de Amara, antes de cerrar fuertemente los ojos para preparase para el terrible castigo que le esperaba.

El dolor se acentuaba mucho más por los azotes anteriores haciendo el ardor insoportable lo que provocaba que Amara soltada fuertes gritos mordiendo sus labios como un intento de ahogar su dolor.

Uno a uno fueron cayendo con fuerza y pausadamente, hasta completar 50 azotes con aquel terrible instrumento de madera, que no solo ardía sino que provocaba una incomoda y extraña sensación irritante.  

-Gracias General Ahren, le agradezco el castigo, prometo comportarme mejor en un futuro.
-Eso espero, de lo contrario esto solo será el calentamiento.
-Si señor.

Amara se puso de pie y comenzó a sobarse su adolorida piel.

-¿Se puede saber quien te dio permiso de hacer eso?-Preguntó Merrill en tono severo.
-Lo siento señor, no pensé.
-Y por no pensar las cosas es que terminaste en esta situación, desnúdate inmediatamente, castigaré todo tu cuerpo para que aprendas bien la lección.
-No señor, se lo ruego, no en frente del general.
-No pienso repetirlo, desnúdate o lo haré yo y será peor para ti.

A pesar del miedo por un castigo mayor Amara no pudo moverse y Merrill se aproximó súbitamente para arrancarle el resto de su ropa, pero la joven al entrar en pánico se opuso a los movimientos de su padre luchando inútilmente; sin mucho esfuerzo Merrill arrancó las braguitas blancas de Amara y de un tirón rompió la blusa de la joven para descubrir una herida en su espalda.

-¿Qué significa esto?- Amara sabía perfectamente a que se refería Merrill con su pregunta, pero no se atrevió a responder.
-Déjamelo a mi, en cuanto termine con ella, sabremos exactamente porque tiene esa herida.
-No será necesario señor, se lo diré-Dijo Amara temblando de miedo-Es de un tropiezo que tuve la semana pasada.
-*Eso es verdad*-Pensó Amara para si-
-No te creo- Repuso Ahren mientras la tiraba al respaldo de un sillón-Ahora veremos si dices la verdad.

Ahren tomó una vara corta y fina para descargarla con furia en las nalgas desnudas de la joven.

-No por favor, lo suplico, es verdad lo que digo.

Merrill miraba atentamente la escena, por una parte, deseaba pedirle a su compañero que detuviera el castigo, pero sabía que ella ocultaba algo y estaba dispuesto a soportar esa angustia para descubrir la verdad.

    Amara sollozaba al tiempo que la vara dejaba finas marcas en su piel.

-Esa marca no parece un tropiezo o algo semejante, a mi parecer fue hecho por una navaja.

Merrill lo sabía, la marca era inconfundible, el filo de un arma había herido a Amara lo que le provocaba sentimientos encontrados; por una parte, una terrible preocupación y por otra un gran enojo.

-Más vale que hables sino nos quedaremos aquí todo el día, y créeme que no tengo problema alguno en mejorar la eficacia de la vara.
-Esta bien ¡Lo diré!
-Habla.
-Es que se enojarán conmigo.
-¡Dilo de una vez!
-La semana pasada también salimos antes del colegio…
-¿Cómo te atreves? ¿No sabes lo peligroso que pudo ser? -Pregunto Merrill con verdadera preocupación.
-Perdone señor.
-¡Continua!-Exclamó Ahren.
-Salimos Miranda y yo a una plaza, unos hombres se nos acercaron y comenzaron a hablarnos, Miranda habló con ellos, yo preferí mantener mi distancia, al salir de la plaza no nos percatamos que nos seguían…
-¿Qué más?-Alcanzó a preguntar Ahren, pero Merrill lo interrumpió.
-¿Cómo terminaste con esa herida?
-Nos siguieron por una calle poco transitada, quisieron hacernos algo, no se bien cual sería su plan, pero tomaron a Miranda y yo la defendí, pero no analicé adecuadamente la situación y uno de ellos me alcanzó con un cuchillo, después de eso salimos corriendo y los perdimos, en verdad lo siento mucho.
-¿Sabes como eran?
-No lo recuerdo.
-¿Alguna seña en particular que tengan para identificarlos?
-No lo recuerdo.
-¿Qué recuerdas?
-Todo fue muy rápido, solo se que eran dos hombres jóvenes y altos.
-Habrá que revisar cámaras de seguridad, esto podría ser más serio de lo que crees- Dijo Ahren
-Te lo agradecería.
-Muy bien, iré a dar las órdenes necesarias, ustedes pueden quedarse aquí y terminar sus asuntos.
-Gracias, nuevamente Ahren.

Ahren salió dejando a Merrill y Amara solos.

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